22/9/12

TURISMO EN LAREDO


HACIENDO TURISMO “MÁS ALLACITO”

        En un artículo titulado "Haciendo turismo, aquisito nomas" relaté las experiencias que tuve con mis alumnos universitarios cuando visitamos la parte baja del valle del rio Moche para comprobar su potencialidad turística. Entusiasmados con aquella realidad, ellos me solicitaron conocer la parte alta del valle, que se inicia en el Puente Con Con y termina a la altura de Laredo.

         Con apoyo logístico similar al de la anterior salida, una mañana de domingo salimos de Trujillo y nos dirigimos a puente Conache, que cruza el rio Moche frente a Laredo. Desde su viejo terraplén, observamos las casas de la campiña que siguen el patrón arquitectónico inspirado en las antiguas viviendas mochicas, construidas de adobe y quincha, con amplio patio delantero, con corrales para animales domésticos, cocina al aire libre y la infaltable ramada de buganvillas. Paisaje que ha inspirado los bellos cuadros del pintor Camino Sánchez.

            Luego visitamos los restos arqueológicos, andenería incluida, que aún quedan en la falda del cerro Oreja. Estuvimos sobre la toma de agua que, desde épocas prehispánicas, desvía las aguas del rio Moche para dar nacimiento a las acequias de Winchansao y la Mochica que siguen siendo utilizadas hasta hoy. Frente a esta antigua obra de ingeniería hidráulica, se halla el último tramo del moderno canal de Chavimochic que trae las aguas del rio Santa hasta La Libertad.

              Más adelante, desviándonos de la carretera al interior, ingresamos por el norte al poblado de Galindo y desde allí continuamos hasta llegar a los restos de la antigua ciudad mochica, conocida con el mismo nombre.

                Quizás por su aislamiento, esta ciudad preinca está muy depredada, sea por los huaqueros, por el paso de los años o por quienes practican el chamanismo. Es increíble la cantidad de vestigios de rituales mágico—esotéricos que se encuentran en lugar. Estas prácticas dan lugar a un mal uso de las estructuras para escenificar aquellos ritos. También la naturaleza, sobre todo las lluvias los fuertes vientos, han contribuido a destruir el lugar. Nos desplazamos por pasadizos, plazas ceremoniales, huacas y restos de casas. La alta y solida muralla defensiva, construida de piedra y barro, nos causo gran impresión y, sin duda, constituye uno de los mejores atractivos de Galindo.

                  Luego, retomamos la carretera y seguimos hacia el interior. Experimentamos un brusco cambio de clima al cruzar Cerro Blanco, pues a partir de allí, en cualquier época del año, el sol es un grato compañero. Atravesamos cientos de hectáreas de caña de azúcar. Desde Menocucho hasta Simbal y Poroto abundan las chacras de panllevar, los frutales y los restaurantes campestres, en cuyos patios cuelgan cecinas de carne se ofrecen fresas, altas otros productos.

                  Siguiendo un kilometro mas allá de Shirán llegamos a Con Con. Sobre la  mano izquierda, se halla un cerro que contiene una gran peña, la que, al sobresalir, se asemeja a un gran miembro viril, por ello lo "bautizamos" como Cerro Pene.  Curiosidades de la naturaleza. El puente Con Con, que cruza el rio Moche en la vía que va hacia Otuzco, constituye una imaginaria línea divisoria entre la región Costa y la Yunga.

Luego, tomamos el desvío hacia Poroto, un bonito pueblo de “ceja de sierra” de agradable gente  y buen clima. A este distrito  se llega, cómodamente, por una carretera asfaltada. Desde su mirador, interesante obra turística municipal, se puede contemplar gran parte del valle.

                    Tomamos un bien merecido almuerzo en el recreo campestre "El Mirador"(http://www.elmirador.com.pe/trujillo/index.html) , quizás el mejor de la zona. Cuenta con amplios jardines, juegos recreacionales; piscinas, buena atención, mejor comida y hasta un mini zoológico. Debo destacar  la decisión empresarial de los propietarios por ofrecer un servicio de calidad a sus clientes. Con servicios de este tipo se crea, sin duda, un servicio turístico de primer orden, “El Mirador" brinda además seguridad a los visitantes, provocando de este modo una sana competencia entre las demás empresas turísticas de la zona.

                    Al atardecer estuvimos de regreso a nuestro punto de partida. Comprobamos con esta segunda salida que la parte alta del valle del rio Moche cuenta con un potencial turístico que necesita una mayor promoción.

DATOS PARA EL VIAJERO :

Ubicación y distancias: esta zona comprende desde Laredo (a 7 Km.) hasta Shirán  (a 40 Km.) en la carretera al interior.

Alojamiento y alimentación: no existen servicios de alojamiento, pero hay lugares  propicios para camping. Recreos campestres ofrecen comidas típicas a lo largo de toda la ruta.  

Acceso: la vía está totalmente asfaltada y es cubierta por servicios de combis y colectivos que llegan hasta Poroto y Simbal.

Altitud: Laredo se encuentra a 89 m.s.n.m. mientras que Poroto a 627 m.s.n.m. y Simbal a 527 m.s.n.m.

Clima: agradable, cálido-seca, con sol todo el año.

Seguridad policial: los tres distritos (Laredo, Simbal y Poroto) cuentan con una Comisaría de la PNP, además dos unidades de la Policía de Carreteras patrullan la ruta.

Asistencia médica: en la ruta se encontrará Establecimientos de Salud (MINSA) en Laredo, Menocucho, Santo Domingo, Poroto.

Ropa adecuada: deportiva, fresca y cómoda.

Tips: lugares para instalar campamentos, fotografía, trekking, llevar agua fresca para las caminatas, gorro, bloqueador y lentes para el sol.

Tomado del libro “Viajero antes que turista” de Iván La Riva Vegazzo

21/9/12

PERSONAJES ETERNOS EN EL CEMENTERIO DE TRUJILLO


Según cuentan, José Ignacio Chopitea, fue la encarnación humana del mal. Él fue un acaudalado hombre de negocios sindicado por ejecutar un pacto con satanás para conseguir su incalculable fortuna. | Fuente: Privada | Martín Vazallo

Los cementerios producen sensaciones ambiguas en quienes los visitan. Sin embargo, y más allá del aire lúgubre que suele caracterizarlos, los camposantos guardan historias apasionantes con protagonistas imbuidos de pasión, además de inadvertidos detalles que con el tiempo se convierten en leyendas.

Tal es el caso del Cementerio General de Miraflores en Trujillo, construido en un extenso terreno donado por el ciudadano español Juan José Pinillos. Cronistas de la época cuentan que con su inauguración, en diciembre de 1831, se dejó atrás la costumbre de enterrar los cadáveres en conventos, atrios y capillas de templos católicos.

A través de los casi dos siglos transcurridos, son innumerables las reseñas que brotan de las lápidas aparentemente impávidas. Un recorrido por los recovecos del camposanto permite redescubrir a personajes extraviados en el limbo de la ingratitud contemporánea.

El libro “Viajero por Trujillo del Perú”, escrito por el reconocido impulsor turístico Iván La Riva Begazzo, es uno de los pocos textos que escudriña los panteones para sacar del olvido a célebres nombres como el de Manuel Cavero y Muñoz, primer alcalde del Perú liberto y republicano o el del sacerdote Pedro José Soto y Velarde, quien además de convertirse en el primer vicerrector y fundador de la universidad Nacional de Trujillo, fue el encargado de recibir al libertador Simón Bolívar cuando visitó la valerosa ciudad de Huamachuco.

Los restos de otras figuras representativas de toda una época descansan en el camposanto norteño. La Riva Begazzo destaca, por ejemplo, a Hipólito de Bracamonte. Este poderoso caballero dueño de las haciendas Chiclín y Sausal, además de ser poseedor de hasta dos títulos nobiliarios, pasó a la historia por convertirse en el precursor de las ideas independentistas, disponiendo que a su muerte fueran declarados libres todos los esclavos que le prestaban servicio, antecediendo en la causa a Ramón Castilla y hasta al mismo Abraham Lincoln.

Pero si de valor se trata, existen nombres que deberían estar siempre presentes en los anales de nuestra historia. Como no resaltar el arrojo de Pedro Martín Olivos, laborioso secretario de la prefectura y docente del colegio “San Juan”, héroe anónimo que ofrendó su casa, única gran posesión, para recaudar fondos con el fin de luchar contra los invasores chilenos.

Esa misma valentía demostró José Arcila Hurtado, quien desesperado ante los ultrajes bélicos se enfrentó a los enemigos provenientes del sur utilizando un puñado de piedras como única arma. Nombres como los de Ricardo O’Donovan y Cecilio Cox, deberían mantenerse imperecederos como muestra de patriotismo y amor a la tierra que los vio nacer y también morir.

Iván La Riva advierte que algunos personajes enterrados en el Cementerio de Miraflores, despiertan rumores y mitos que se propagan por generaciones enteras. También aquí se puede encontrar aquella disociación entre el bien y el mal.

Por un lado, en el pabellón San Pablo, se halla la tumba de Mauricio Walbroch, conocido como “El chinito”, considerado sin tapujos como el patrono de los estilistas e ícono de la comunidad gay por los aparentes favores concedidos.

Frente a la figura de este “santo popular”, encontramos una lápida oscura que, según cuentan, alberga a quien fue la encarnación humana del mal. Se trata de José Ignacio Chopitea, acaudalado hombre de negocios sindicado por ejecutar un pacto con satanás para conseguir su incalculable fortuna, la misma que, por obvias razones, no pudo llevar hacia la eternidad.

Las tumbas de otros personajes relevantes de nuestra historia, como Luis José de Orbegoso y González o Víctor Raúl Haya de la Torre, son motivo de homenaje constante por quienes reconocen su legado. Otros nombres se pierden en el tiempo ante la indiferencia generalizada.

En ese sentido, Iván La Riva Begazzo, espera la pronta implementación de un ambicioso proyecto que espera poner en valor el camposanto, mediante su conversión en museo y escenario de espectáculos nocturnos culturales.

Plagado de historia todavía no asimilada por gran parte de los trujillanos, el Cementerio General de Miraflores, y sus más de 43 mil nichos, se convierte en una atractiva opción para conocer nuestros orígenes y, aunque parezca paradójico, mantenerlos vivos en el imaginario popular.

Por: Davinton Castillo

19/9/12

EL SEÑOR DE LA MISERICORDIA

                                                                 PATRONO DE LAREDO

Laredo en el año 1883, sufrió la primera inundación, como consecuencia de las fuertes y torrenciales lluvias que se precipito por muchos días. Ante este recuerdo la población vivió siempre en temor que este cataclismo pluviómetro se vuelva a repetir. En el año 1830 en la zona se repitió la sequia que arios atrás había casi destruido a la cultura chimú, siendo un mal presagio de que algún otro fenómeno telúrico había que suceder.
 
Cuando el 19 de marzo de 1891 Laredo sufre lluvias torrenciales por una semana que afecto a todas las construcciones de esa época, la población imploró la clemencia de Dios y el 14 de setiembre de 1891 se designa como Patrono de Laredo al Señor de la Misericordia. Su reconocimiento oficial fue concedido por el Papa Juan Pablo II con su bendición apostólica que se encuentra en el templo de Jesús y María de Laredo, llamado comúnmente Iglesia Católica, luce en su Altar mayor la efigie crucificada del Señor de la Misericordia. Después de la refacción y pintado del templo, en el altar mayor no había ninguna escultura.
 
El Reverendo Padre Francisco Lázaro, convocó a los grupos y a las hermandades para lograr un consenso para lograr definir qué Santo era el Patrono de Laredo para colocarlo en el Altar Mayor. En esos años recién se habla formado la Hermandad del Señor de la Misericordia, que desde su inicio se vio fortalecida por su buena organización, acogiendo en ella a los laredinos residentes en Trujillo y en Lima. Fue esta hermandad la que sostuvo que el Patrono de Laredo, es el Señor de la Misericordia, lo hizo en base a la fundamentación histórica sustentada por el Dr. Roberto Meza Finochetti. Los grupos antiguos sostenían que no lo era, pero no sabían quién era el patrono, en el fondo querían que se desconociera al Señor de la Misericordia como patrono, para propiciar otro candidato o lo que podría haber sido el propósito, que Laredo no tenga patrono. Y en esto había fundamento porque algunos grupos, eran una secuela del régimen que impusiera el anterior sacerdote, pro-marxista que terminó abandonando los hábitos y renunciando al juramento sacerdotal, para formar su familia y tener sus hijos.
 
El Padre Lázaro estaba frente a un problema difícil, pero ayudado por la luz de la sabiduría, consulto con su Obispo que sin dudarlo informó detalladamente al Vaticano, en donde después de verificar sus archivos, el Papa emitió una BENDICION PAPAL, cuyo texto es como sigue:
 
BENDICION APOSTOLICA para el R.P Párroco y fieles de la Parroquia de Jesús y María de Laredo con motivo del 1er Centenario del Patronazgo del Señor de la Misericordia
El Vaticano, 14 de setiembre de 1991 Oscar Rissato Canciller
 
Con esta bendición, el Papa confirmó que el Patrono de Laredo es el Señor de la Misericordia al que se le entronizó como tal, para que proteja a Laredo de los aluviones, como el que ocurrió el 19 de marzo de 1891. Llegando este documento original con la fotografía de Juan Pablo II, quedando resuelta la duda, con lo que terminó Ia discusión entre los grupos y las hermandades de la parroquia. El cuadro se colocó en el lado izquierdo del Altar Mayor, junto a la Sacristía. Allí está la Resolución Papal, como testimonio para la eternidad y la escultura del Señor de la Misericordia volvió a ser colocado en el lugar que le corresponde, el Altar Mayor.
 
(Extraído del libro “Laredo, de Hacienda a Ciudad” de Leonel Berrocal N.)

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